Hablar de adicción al trabajo en los tiempos que corren puede considerarse incluso de mal gusto, pero precisamente hoy en día, debido a la extrema competitividad laboral, nos encontramos un enorme número de personas adictas al trabajo.
Quizá algunos de los lectores se identifiquen o reconozcan a compañeros, amigos o familiares, pero ¿cómo podemos diferenciar a una persona muy trabajadora de un adicto al trabajo?
En primer lugar, debemos tener en cuenta que lo que diferencia a una persona adicta es más la actitud hacia el trabajo que el número de horas que dedica. Estas personas tienden a aumentar de forma excesiva sus rendimientos laborales y poseen un profundo sentido del cumplimiento del deber.
Fuera del entorno laboral son personas que carecen de aficiones, sintiéndose culpables por disfrutar del ocio y las relaciones sociales les suponen un sobreesfuerzo, teniendo dificultades para trasmitir afecto por los demás.

Se estima que más de un 50% de los trabajadores sufre algún tipo de estrés en el trabajo
¿Cómo se puede distinguir a un adicto al trabajo?
Algunas diferencias entre una persona muy trabajadora y las personas adictas al trabajo son:
-La persona muy trabajadora disfruta con su trabajo. El adicto se encuentra muy estresado y ansioso por no alcanzar objetivos que en muchas ocasiones él mismo se autoimpone.
-La persona muy trabajadora busca la productividad, mientras que la motivación del adicto es obtener dinero, prestigio y poder.
-La persona muy trabajadora es respetuosa con la ética y proporciona un trato amistoso a sus subordinados, mientras que el adicto carece de escrúpulos morales e imparte un trato autoritario a sus subordinados.
-La persona muy trabajadora distribuye equilibradamente su tiempo. Por el contrario, el adicto termina prescindiendo de la familia, amigos y diversión.
-La persona muy trabajadora vive de forma muy positiva las fiestas y vacaciones. Para el adicto cualquier alejamiento del trabajo resulta molesto e irritante.
Tipos de adictos al trabajo
Debemos tener en cuenta que existen diversos perfiles de personas adictas al trabajo:
- Trabajador híper-ambicioso: Personas que se comportan de forma hostil, se irritan con facilidad e impone sus proyectos. Viven el trabajo como una lucha feroz por el éxito.
- Trabajador competitivo: Su motivación principal es conseguir poder sobre los demás. El trabajo es un símbolo de status y deben conseguirlo de cualquier modo, incluso pisoteando al resto de compañeros si fuera necesario.
- Trabajador inseguro: Sus conductas van dirigidas a la aprobación de sus superiores, con ello consigue aumentar su autoestima. Se caracterizan por ser incapaces de decir que no a ningún trabajo.
- Trabajador aislado y solitario: Son personas que carecen de vínculos familiares o sociales y logran la sensación de pertenencia a una comunidad por medio del ámbito laboral.
Hoy en día el mensaje de auto exigencia, perfeccionismo, éxito y competitividad han calado muy hondo en nuestra sociedad.
Que alguien disfrute de su trabajo, tenga valores, trate de forma amistosa a sus compañeros y viva de forma positiva las fiestas y vacaciones, se considera más una debilidad que una virtud por gran parte del ámbito social y empresarial.
Desde luego el trabajo es importante, pero depende de ti proporcionarle esa importancia. Si quieres, puedes aprender a relativizar, priorizar y disfrutar con lo que haces. Seguro que, si todos tuviéramos esto más en cuenta, haríamos del mundo un lugar un poco mejor.